lunes, 28 de enero de 2013

Yue Hai: el templo buffet de la Zona Rosa

Uno puede esperar varias cosas al llegar a la Zona Rosa de la Ciudad de México. En primer lugar, uno siempre ubica la fuerte presencia de la comunidad LGBTTTI mexicana, los miles de turistas, las sex shops y demás establecimientos pintorescos de la zona; pero otra de las marcas fuertes de este lugar del DF es la representación de las culturas asiáticas (sobre todo la coreana y, en menor proporción, la china) y sus múltiples establecimientos de comida regional. 
El sábado pasado, decidimos ir - de nuevo - a un pequeño restaurante bufftet chino llamado Yue Hai, el cual se encuentra sobre la calle de Hamburgo número 96 en la colonia Juárez. Todo indica que el nombre se lo debemos al Templo Yueh Hai Ching, uno de los templos taoístas más antiguos de Singapur, el cual fue construido por los comerciantes y marineros chinos buscando ayuda divina para poder sobrevivir en altamar. Si bien esta referencia resulta convincente, también cabe señalar que el vocablo Yue hace referencia a la comida regional cantonesa; esa también puede ser otra razón de ser del nombre.
Ahora, en el restaurante no encontramos algún tributo específico al mar, sino que dentro de su buffet, cuyo precio es enormemente accesible para las cantidades monstruosas de comida que puede uno ingerir en el local, encontramos una variedad de platos típicos de la cocina china y uno que otro platillo con toques mexicanos. 
Cabe señalar que no era la primera vez que decidimos ir al Yue Hai y, casi siempre terminamos pidiendo lo mismo. Esta vez decidimos planchar la barra del buffet y de los postres para probar lo más que se pudiera. Dentro de los platos que siempre tienen están las dos opciones de sopa, una de tallarines y otra de pescado la cual destaca por su sabor concentrado y picante y sus pequeños trozos de camarón y pulpo que están mezclados con lechuga y germinados; después se puede degustar una amplia variedad de platillos como lo son los típicos rollitos primavera fritos (es decir los rollos chinos y no los vietnamitas que son con el papel de arroz "al natural") rellenos de verduras, el pescado y camarón rebozados, wonton fritos y demás entradas a las cuales se les puede echar la salsa agridulce que ellos tienen en su restaurante. De igual manera cuentan con una serie de guisados como el chow mein, fideos con verduras, camarones enchilados, costillas con piña, pollo frito, gallina a la naranja (uno de mis favoritos) y camarón con verduras, entre varios otros de los que uno puede escoger.
En cuanto a los postres, el buffet deja mucho que desear ya que pareciera el buffet de cualquier lugar muy barato o de cualquier cafetería de bajo nivel en donde incluyen una suerte de "mini barra de ensaladas" que sólo contiene la lechuga cortada y los aderezos en su bote, mientras que los postres son gelatina de limón y de uva y distintas frutas en almíbar que ni fu ni fa, para ser sinceros.
Como no estamos hablando de un lugar de "alta cocina china" ni de un lugar más especializado en comida regional como sería el RicoFood de Avenida Coyoacán, ponen a la disposición del comensal una serie de condimentos sobre las mesas que pudieran encontrarse en cualquier lado como la salsa Valentina o Maggi , a excepción de la sala Sriracha, la cual viene en su bote (que se puede encontrar en cualquier parte del mundo al parecer) y que es salsa picante especialmente hecha para la comida asiática, originalmente sólo para la comida tailandesa pero que ahora se ha extendido a casi todas las variantes excepto de la comida japonesa.
El lugar cuenta con una buena treintena de mesas de todos los tamaños y capacidades, la decoración deja muchísimo que desear ya que sólo tiene algunas ilustraciones en los muros de escenas de la costa pero nada que en realidad nos remonte a China como sucede en otros restaurantes donde siempre se puede encontrar el exceso de rojos y dorados y los dragones por todas partes. El bar, como muchos de estos lugares accesibles al bolsillo, tiene varias fotos de platillos como el Chop Suey y algunos otros que figuran en su buffet, el cual nunca cambia realmente.
Esta fue mi muy particular experiencia, sé que volveré porque el precio hace del lugar algo deseable cuando el hambre aprieta y el paladar tiene ganas de comida china. Les invito a visitarlo y crearse su propia opinión.

Sopa de pescado y plato con gallina a la naranja, chow mein, rollitos primavera y camarón rebozado en salsa agridulce.

sábado, 26 de enero de 2013

A modo de aperitivo

Quisiera dedicar esta primera entrada del blog a explicar mis razones por las cuales decidí comenzar un blog de cocina. 
No soy chef, no estudié para chef, hasta la fecha nadie ha muerto con la comida que yo hago pero una de las cosas que disfruto más en esta vida es comer. Hay veces en las que pienso en las personas y en las culturas que observan en el proceso de alimentación un mero trámite para no morir y poder pasar la página de sus vidas.
Yo no soy así.
Si yo pudiera hacerlo, haría todos los días (o pediría todos los días) algo fantástico para comer, algo que pudiera hacer que disfrutara hasta lo poquito que pudiera quedar en las comisuras de mi boca o relamerme los dedos. Vamos, pensar en agarrar un cachito de pan y limpiar los platos con lo que quedara de los alimentos. 
Soy de esas personas que disfrutan viendo programas de cocina y se frustran porque saben que pasarán muchos años para que pueda aprender las técnicas necesarias para hacer algo que en pantalla (o en la receta) se aprecian muy simples, o que - siempre cabe esa opción - jamás lograré tener entre mis manos una variedad de ingredientes que las distancias geográficas y la estrechez de mi cartera no me permitirán saborear. 
Es por eso que he decidido comenzar este intento de blog para poder hacer como si fuera crítico de comida (uno de mis sueños más guajiros junto con tener una tienda esotérica y salvar al mundo) y compartir con las personas que lleguen a leerme lo que me voy encontrando en mi camino en mi intento por probar comidas y darle nuevas experiencias a mi paladar.
Espero lo disfruten como yo, seguramente, lo disfrutaré.
Bon appétit!