Hace una semana, en medio de la lluvia - que ya es normal en estos momentos del año -, Chu y yo decidimos completar la primera parte de nuestra luna de miel con una rica comida. Tomando en cuenta que la primera parte lunamielera incluía una magnífica sesión de spa, con hartas magulladas de carnes, embadurnadas de cosas y la primera vez que tocaba yo una piscina en la Ciudad de México y, ante la propuesta de Chu de ir por unos tacos de suadero, yo abogué por mi derecho de que un gran día de consentimiento debía de seguirse con una gran comida, así que decidimos ir al Pialadero de Guadalajara en la calle de Hamburgo, esquina con Lieja.
A decir verdad, el único recuerdo que yo tenía de la comida jaliciense eran las carnes en su jugo que probé cuando tenía como once años y fuimos en familia a Guadalajara de vacaciones, fuera de eso, me podrían haber dicho que una torta de aguacate era típica de la región y me lo hubiera creído completito. El Pialadero es un lugar familiar, cuyas mesas son equipales preciosos que le dan un toque rústico al lugar, el servicio es lento y los meseros tienden a ser malencarados, hacen fila de espera cuando hay mesas libres para dar y repartir... en fin, una serie de cuestiones negativas sobre la experiencia culinaria, pero all in all, la comida que sirven le gana al mal servicio.
En el restaurante tienen un menú "normal" y un menú exclusivamente de mariscos preparados de acuerdo a los parámetros de la región, sobre todo utilizando productos como los camarones y el marlín para hacerlos quesadilla, ceviche o aguachile o en preparaciones más sofisticadas como los camarones Pialadero que se preparan con tocino, queso y no sé cuántas cosas más. Nosotros decidimos ir a lo más tradicional y apetecible, por lo cual Chu pidió unas carnes en su jugo, las cuales vienen con frijolitos refritos y cebolla guisada; Chu preparó el platillo con las diferentes verduritas y no pude evitar robarle más de un bocado porque estaban, francamente, deliciosas... el tocino crujiente, los frijoles calientitos y el sabor general es para pedir más de un plato y darle rienda suelta a la gula. Yo pedí una torta ahogada de camarones, la cual estuvo perfecta ya que su nivel de picante no era demasiado y se podía saborear cada uno de los ingredientes, los camarones estaban perfectamente bien cocinados y la experiencia general de ponerse los guantes de plástico e ir sopeando el pan con la salsa fue fantástico. Para compartir pedimos un aguachile verde de camarón el cual estaba demasiado picante para mi gusto y los pepinos que le acompañaban tenían un sabor medianamente rancio que hizo que no termináramos el plato, una decepción ya que las preparaciones en crudo de los mariscos tienden a estar en la lista de mis cosas favoritas para comer. Finalmente, Chu pidió un flan que parecía estar pre-empaquetado, una decepción pero se lo comió todito, al fin y al cabo.
En general, es un gran lugar para darse unos atracones bestiales de comida con buen sabor, nada más que hay que saber qué pedir y en qué momento del día ir a comer. Supongo que, de haber llegado un poco más temprano no nos hubiera tocado un servicio tan molesto en donde me daba la impresión de que ya les urgía que nos fuéramos, pero, si hablamos de las carnes en su jugo (esas carnes en su jugo...) y la torta ahogada (torta ahogada...) definitivamente volvería sólo para ser feliz comiendo, como siempre.
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| Menú de El Pialadero de Guadalajara |
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| Torta ahogada de camarón |
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| Aguachile verde de camarón |
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| Toda nuestra comilona con el detalle de las carnes en su jugo y anexos |

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